Aeonium holochrysum

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jueves, 8 de marzo de 2012

Las mudadas y el camino de Jinama.

Por Venancio Acosta Padrón.
Sin duda alguna el camino que trascurre desde Jinama al Valle de El Golfo a través del imponente acantilado que rodea a El Golfo, constituye la referencia más importante de las mudadas que antaño se realizaban en la Isla de el Hierro.
El camino de Jinama ha sido testigo a través de muchas generaciones del desfile de numerosos herreños que periódicamente trasladaban su domicilio desde los pueblos las zonas altas de la Isla, fundamentalmente Isora y san Andrés,  hasta el valle de El Golfo, donde buscaban un mejor clima, la realización de las faenas agrícolas y la búsqueda de los pastos para el ganado.
Fue tan importante el indicado camino de herradura que cada calzada o cada rincón tenía un nombre, con el que era indicado el lugar y el momento en que los caminantes que se encontraban descansaban y apuraban el famoso barrilote que siempre portaba el buen vino para el camino y se contaban las anécdotas  o “chismes” del momento.
Nombrada era la cueva de los burros en las nombradas vueltas de Jinama el inicio del camino en sentido descendente, allí todos las “bestias” que subían aprovechaban para realizar un merecido descanso, unos metros más abajo “las fuentecitas”, recordaban que era un lugar peligroso debido a que la senda es estrecha y que un saliente en la parte superior indicaba que había de tenerse mucho cuidado al transitar por allí.
No lejos de allí el “Roque y el Roquito de Guadarrama”, nos indican que ya estamos inmersos en las empinadas pendientes, justi muy cerca la “Cueva de las Guanilas”, nos recuerdan que los antepasados herreños tenían allí una cancela que impedía el paso al ganado guanil o salvaje, hacia los prados de Nisdafe.
Unos cintos de metros más adelante la “Cueva de las Pipas”, nos reflejan una cueva semejando a una barrica de vino, poco después “El Miradero”, lugar de descanso nos deleita con una impresionante panorámica sobre el valle de El Golfo, desde allí los caminantes emitían un sonoro grito que avisaba a los familiares de que se acercaba el caminante.
Unos metros más abajo se encuentra elfamoso “Hoyo de Tincos” donde se encuentra una fuente y que recuerda el nombre del famoso bimbache, allí se simboliza la mitad del recorrido. 
 Continuamos y nos encontramos con la “Cruz del Fraile”, donde una roca en la mitad del camino nos recuerda el lugar, seguimos y observamos una pieda tallada a la vera del camino que nos recuerda que antaño estuvo colocada allí una imagen de la Virgen, que fue retirada muchos años atrás con el fin de evitar su deterioro.
El ”Mocan de la Sombra”, nos recuerda que un inmenso árbol de mocanera da una gran sombra a los caminantes, después el “Barranco de las esquinas”, nos recuerda que en aquel lugar fueron extraídas las esquinas para la construcción de la Iglesia de la Candelaria, asi como numerosas viviendas.
Ya fuera del monte las “Vueltas del Pino”, nos permiten ver la imponente vista de la Plaza de la Candelaria, Iglesia y Montaña de Joapira. El nombre le viene de que allí se encuentra un pino en el interior de la finca hoy abandonada, que fuera primero de D. Onofre, un Alcalde de La Frontera durante la república y posteriormente de D. Julian Quintero un vecino de Isora que tras la adquisición de la finca traslado su residencia al Lunchón en el propio valle de El Golfo.
En definitiva hemos recordado alguno de los nombres de los rincones de este hermoso e imponente camino que ha sido el acceso de referencia al Valle de El Golfo durante varios siglos.

1 comentario:

  1. -Que buena esta reseña y que lindo recordar cuando tuve el placer de transitarlo ,mas ahora me desayuno de la existencia de distintos sectores en el recorrido y me gustaria ir reconociendolos en oportunidad de volver a experimentar tan hermosa experiencia.Guardare este articula para entonces.ElsaMaria

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