Por Venancio Acosta Padrón.
Sin duda alguna el camino que
trascurre desde Jinama al Valle de El Golfo a través del imponente acantilado
que rodea a El Golfo, constituye la referencia más importante de las mudadas
que antaño se realizaban en la Isla de el Hierro.
El camino de Jinama ha sido
testigo a través de muchas generaciones del desfile de numerosos herreños que periódicamente
trasladaban su domicilio desde los pueblos las zonas altas de la Isla,
fundamentalmente Isora y san Andrés, hasta el valle de El Golfo, donde buscaban un
mejor clima, la realización de las faenas agrícolas y la búsqueda de los pastos
para el ganado.
Fue tan importante el indicado
camino de herradura que cada calzada o cada rincón tenía un nombre, con el que
era indicado el lugar y el momento en que los caminantes que se encontraban descansaban
y apuraban el famoso barrilote que siempre portaba el buen vino para el camino
y se contaban las anécdotas o “chismes”
del momento.
Nombrada era la cueva de los
burros en las nombradas vueltas de Jinama el inicio del camino en sentido
descendente, allí todos las “bestias” que subían aprovechaban para realizar un
merecido descanso, unos metros más abajo “las fuentecitas”, recordaban que era
un lugar peligroso debido a que la senda es estrecha y que un saliente en la
parte superior indicaba que había de tenerse mucho cuidado al transitar por
allí.
No lejos de allí el “Roque y el
Roquito de Guadarrama”, nos indican que ya estamos inmersos en las empinadas
pendientes, justi muy cerca la “Cueva de las Guanilas”, nos recuerdan que los
antepasados herreños tenían allí una cancela que impedía el paso al ganado
guanil o salvaje, hacia los prados de Nisdafe.
Unos cintos de metros más
adelante la “Cueva de las Pipas”, nos reflejan una cueva semejando a una
barrica de vino, poco después “El Miradero”, lugar de descanso nos deleita con
una impresionante panorámica sobre el valle de El Golfo, desde allí los
caminantes emitían un sonoro grito que avisaba a los familiares de que se
acercaba el caminante.
Unos metros más abajo se
encuentra elfamoso “Hoyo de Tincos” donde se encuentra una fuente y que
recuerda el nombre del famoso bimbache, allí se simboliza la mitad del
recorrido.
Continuamos y nos encontramos con
la “Cruz del Fraile”, donde una roca en la mitad del camino nos recuerda el
lugar, seguimos y observamos una pieda tallada a la vera del camino que nos
recuerda que antaño estuvo colocada allí una imagen de la Virgen, que fue
retirada muchos años atrás con el fin de evitar su deterioro.
El ”Mocan de la Sombra”, nos
recuerda que un inmenso árbol de mocanera da una gran sombra a los caminantes, después
el “Barranco de las esquinas”, nos recuerda que en aquel lugar fueron extraídas
las esquinas para la construcción de la Iglesia de la Candelaria, asi como
numerosas viviendas.
Ya fuera del monte las “Vueltas
del Pino”, nos permiten ver la imponente vista de la Plaza de la Candelaria,
Iglesia y Montaña de Joapira. El nombre le viene de que allí se encuentra un
pino en el interior de la finca hoy abandonada, que fuera primero de D. Onofre,
un Alcalde de La Frontera durante la república y posteriormente de D. Julian
Quintero un vecino de Isora que tras la adquisición de la finca traslado su
residencia al Lunchón en el propio valle de El Golfo.
En definitiva hemos recordado
alguno de los nombres de los rincones de este hermoso e imponente camino que ha
sido el acceso de referencia al Valle de El Golfo durante varios siglos.
-Que buena esta reseña y que lindo recordar cuando tuve el placer de transitarlo ,mas ahora me desayuno de la existencia de distintos sectores en el recorrido y me gustaria ir reconociendolos en oportunidad de volver a experimentar tan hermosa experiencia.Guardare este articula para entonces.ElsaMaria
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