Senderos de El Hierro. Camino de Jinama.
El antiguo camino de Jinama, desciende a través del acantilado que bordea el Valle de El Golfo, desde la Ermita de la Virgen de la Caridad, en la Meseta de Nisdafe, en el borde superior del acantilado, hasta el interior del propio Valle, teniendo su fin para los que descienden por el mismo en las inmediaciones de la Iglesia de la Candelaria.
Este antiguo camino de herradura fue utilizado desde antiguo fundamentalmente por los habitantes de los pueblos de la comarca de Azofa, Isora y San Andrés, para realizar las mudadas o cambios de domicilio tanto en la temporada de verano como en el invierno, hacia el Golfo, coincidiendo con las faenas agrícolas relacionadas con las viñas en el Golfo y la existencia de pastos para el ganado. Este antiguo camino de herradura fue durante siglos la más importante vía de acceso al Valle, por el eran trasladados todos los animales que se encontraban en los hogares familiares y era también la via de subida de las cosechas de vino del El Golfo, tanto para la exportación como para el consumo.
A lo largo del camino se encuentran numerosos puntos que dan fe del importante trasiego de personas que en otras épocas hacían uso de él. Quizá uno de los más importantes puntos sea “El Miradero”, un autentico mirador que se sitúa en un punto estratégico hacia la mitad del camino, desde el que se puede ver una extraordinaria panorámica del Valle del Golfo y desde donde los caminantes emitían voces y silbidos que avisaban a los familiares de que se acercaba algún miembro que esperaban.
A un nivel más alto de “El Miradero”, se encuentra la “Cueva de las pipas”, un entrante en la pared del acantilado, donde la naturaleza colocó una gran piedra que asemejaba a una gran barrica de vino. Poco más arriba se encuentran los “Roques de Guadarrama”, dos salientes a la vera del camino a los que da nombre un apellido común en El Hierro y a buen seguro que alguna anécdota de uno u otro signo le sucedió en las inmediaciones de este rogue, a algún miembro de la familia Guadarrama.
Si seguimos ascendiendo nos encontramos “Las Fuentitas, unos huecos en la pared donde en épocas pasadas se acumulaba el agua que era manada por aquellos húmedos riscos. Y finalmente justo en el inicio del camino se encuentra el imponente “Cuchillo de Jinama”, unos diques volcánicos que la erosión ha dejado al descubierto y sobresaliendo en el terreno.
Justo debajo de “El Miradero”, se encuentra el fabuloso “Hoyo de Tincos”, con una exuberante vegetación, lugar donde se pueden encontrar bonitos ejemplares de la más selecta flora herreña, justo encima del acantilado que bordea el camino se encuentra una fuente, que le da nombre según la leyenda el bimbache “Tincos”, uno de los últimos alzados tras la conquista de la Isla.
Si seguimos descendiendo nos encontramos con un altar donde antaño estuvo colocada una imagen de la Virgen, también una gran piedra situada en el centro del camino, donde estuvo colocada una cruz, nos señala el topónimo de “La Cruz del Fraile”, seguramente tuvo la zona alguna anécdota relacionada con algún fraile que transitaba por el lugar. También un mocan de grandes dimensiones da nombre a la zona el “Mocan de la sombra”, y finalmente antes de llegar a las primeras casas de Los Corchos, no encontramos con las “Vueltas del Pino”, donde la vegetación deja de ser tan tupida y empieza los campos de viñas.
El antiguo camino de Jinama, desciende a través del acantilado que bordea el Valle de El Golfo, desde la Ermita de la Virgen de la Caridad, en la Meseta de Nisdafe, en el borde superior del acantilado, hasta el interior del propio Valle, teniendo su fin para los que descienden por el mismo en las inmediaciones de la Iglesia de la Candelaria.
Este antiguo camino de herradura fue utilizado desde antiguo fundamentalmente por los habitantes de los pueblos de la comarca de Azofa, Isora y San Andrés, para realizar las mudadas o cambios de domicilio tanto en la temporada de verano como en el invierno, hacia el Golfo, coincidiendo con las faenas agrícolas relacionadas con las viñas en el Golfo y la existencia de pastos para el ganado. Este antiguo camino de herradura fue durante siglos la más importante vía de acceso al Valle, por el eran trasladados todos los animales que se encontraban en los hogares familiares y era también la via de subida de las cosechas de vino del El Golfo, tanto para la exportación como para el consumo.
A lo largo del camino se encuentran numerosos puntos que dan fe del importante trasiego de personas que en otras épocas hacían uso de él. Quizá uno de los más importantes puntos sea “El Miradero”, un autentico mirador que se sitúa en un punto estratégico hacia la mitad del camino, desde el que se puede ver una extraordinaria panorámica del Valle del Golfo y desde donde los caminantes emitían voces y silbidos que avisaban a los familiares de que se acercaba algún miembro que esperaban.
A un nivel más alto de “El Miradero”, se encuentra la “Cueva de las pipas”, un entrante en la pared del acantilado, donde la naturaleza colocó una gran piedra que asemejaba a una gran barrica de vino. Poco más arriba se encuentran los “Roques de Guadarrama”, dos salientes a la vera del camino a los que da nombre un apellido común en El Hierro y a buen seguro que alguna anécdota de uno u otro signo le sucedió en las inmediaciones de este rogue, a algún miembro de la familia Guadarrama.
Si seguimos ascendiendo nos encontramos “Las Fuentitas, unos huecos en la pared donde en épocas pasadas se acumulaba el agua que era manada por aquellos húmedos riscos. Y finalmente justo en el inicio del camino se encuentra el imponente “Cuchillo de Jinama”, unos diques volcánicos que la erosión ha dejado al descubierto y sobresaliendo en el terreno.
Justo debajo de “El Miradero”, se encuentra el fabuloso “Hoyo de Tincos”, con una exuberante vegetación, lugar donde se pueden encontrar bonitos ejemplares de la más selecta flora herreña, justo encima del acantilado que bordea el camino se encuentra una fuente, que le da nombre según la leyenda el bimbache “Tincos”, uno de los últimos alzados tras la conquista de la Isla.
Si seguimos descendiendo nos encontramos con un altar donde antaño estuvo colocada una imagen de la Virgen, también una gran piedra situada en el centro del camino, donde estuvo colocada una cruz, nos señala el topónimo de “La Cruz del Fraile”, seguramente tuvo la zona alguna anécdota relacionada con algún fraile que transitaba por el lugar. También un mocan de grandes dimensiones da nombre a la zona el “Mocan de la sombra”, y finalmente antes de llegar a las primeras casas de Los Corchos, no encontramos con las “Vueltas del Pino”, donde la vegetación deja de ser tan tupida y empieza los campos de viñas.
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