Por Venancio Acosta Padrón
El antiguo camino de herradura que une el pueblo de Isora, situado en las medianías de la Isla, aproximadamente a 900 metros sobre el nivel del mar, con la zona costera de Las Playas, transcurre a través de un acantilado, con desnivel de casí novecientos metros, con paredes prácticamente verticales, donde se dibuja el sendero que en la actualidad sólo es usado por los caminantes que quieren conocer las bellezas naturales de la Isla de El Hierro, así como algún pastor que en ocasiones lleva a la zona a pastar a sus rebaños de cabras u ovejas, en la zona.
Tradicionalmente este camino fue utilizado por los vecinos de Isora que tanto en los meses de verano como de invierno, en que alternaban su lugar de residencia entre ambos lugares, fenómeno conocido como “La Mudada”, una costumbre que estaba en función del aprovechamiento de los pastos y alimentos para el ganado. Pero no sólo eran los pastos el objeto de “La Mudada”, sino que durante los fríos meses del invierno en la zona alta, muchos vecinos de Isora se desplazaban a Las Playas, donde encontraban una temperatura más agradable, tanto para las familias como para los ganados, que se completaba con un alimento temprano que en la zona alta aún no encontraban. También en los meses de verano realizaban “La Mudada” a Las Playas, con sus ganados y la etapa estival era utilizada frecuentemente para aprovechar los productos del mar les deparaba, tanto la pesca abundante de la zona como las deseadas lapas y burgados base de su alimentación. Recordadas, entre las personas, ya de edad avanzada, que participaron en aquellos traslados, eran las reuniones que se organizaban entre los jóvenes, las tradicionales moliendas, donde realizaban bailes ancestrales y juegos tradicionales en gran parte, desafortunadamente, por estas fechas ya desaparecidos. El camino abandonaba el pueblo de Isora en la zona baja del mismo, en la plaza conocida como La Asomada, desde donde en línea recta se desplazaba hasta el actual Mirador de Isora, en la zona de Lomojusta, hasta descender al imponente Valle de Las Playas.
Tradicionalmente este camino fue utilizado por los vecinos de Isora que tanto en los meses de verano como de invierno, en que alternaban su lugar de residencia entre ambos lugares, fenómeno conocido como “La Mudada”, una costumbre que estaba en función del aprovechamiento de los pastos y alimentos para el ganado. Pero no sólo eran los pastos el objeto de “La Mudada”, sino que durante los fríos meses del invierno en la zona alta, muchos vecinos de Isora se desplazaban a Las Playas, donde encontraban una temperatura más agradable, tanto para las familias como para los ganados, que se completaba con un alimento temprano que en la zona alta aún no encontraban. También en los meses de verano realizaban “La Mudada” a Las Playas, con sus ganados y la etapa estival era utilizada frecuentemente para aprovechar los productos del mar les deparaba, tanto la pesca abundante de la zona como las deseadas lapas y burgados base de su alimentación. Recordadas, entre las personas, ya de edad avanzada, que participaron en aquellos traslados, eran las reuniones que se organizaban entre los jóvenes, las tradicionales moliendas, donde realizaban bailes ancestrales y juegos tradicionales en gran parte, desafortunadamente, por estas fechas ya desaparecidos. El camino abandonaba el pueblo de Isora en la zona baja del mismo, en la plaza conocida como La Asomada, desde donde en línea recta se desplazaba hasta el actual Mirador de Isora, en la zona de Lomojusta, hasta descender al imponente Valle de Las Playas.
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