Por Venancio Acosta Padrón
Con motivo de la celebración del día del Corpus, cada año en el pueblo de El Mocanal, al norte de la Isla de El Hierro, se realizan las típicas alfombras por diversas calles del pueblo. Una tradición que se ha conservado a través de varias generaciones y que en la actualidad continúa con gran auge entre los vecinos de la zona. 
Las alfombras que marcan tanto su inicio como su fin en la Iglesia de San Pedro Apostol, desde la plaza del mismo nombre comienza un tapiz de diverso colorido por las calles cercanas que atrae cada año a numerosos visitantes para contemplarlo. 
Son numerosos los materiales que son utilizados para confeccionar estas hermosas alfombras, desde el jable de diferentes colores traído de diferentes partes de la Isla, como numerosas flores de diferentes tonalidades, sal teñida, et. 
Los vecinos de los diferentes núcleos del norte de la Isla se reparten el recorrido, con el fin de compartir el trabajo de diseño y confección de los tapices. 
Desde las semanas anteriores al día señalado, fundamentalmente los mas jóvenes del pueblo, se encargan de ir recopilando los diferentes materiales necesarios para la confección de las famosas alfombras.
Las alfombras que marcan tanto su inicio como su fin en la Iglesia de San Pedro Apostol, desde la plaza del mismo nombre comienza un tapiz de diverso colorido por las calles cercanas que atrae cada año a numerosos visitantes para contemplarlo. Son numerosos los materiales que son utilizados para confeccionar estas hermosas alfombras, desde el jable de diferentes colores traído de diferentes partes de la Isla, como numerosas flores de diferentes tonalidades, sal teñida, et. Los vecinos de los diferentes núcleos del norte de la Isla se reparten el recorrido, con el fin de compartir el trabajo de diseño y confección de los tapices. Desde las semanas anteriores al día señalado, fundamentalmente los mas jóvenes del pueblo, se encargan de ir recopilando los diferentes materiales necesarios para la confección de las famosas alfombras. 
Su desarrollo ha cambiado a lo largo del tiempo, en un principio se trataba de una exposición de ganados en que desde todos los pueblos de la isla, asistían los ganaderos con el fin de hacer negocio con sus reses, bien proceder a intercambiar o vender, teniendo la particularidad y la picaresca que el negocio no tenía vuelta atrás, es decir no se podía deshacer, con lo cual ante una apariencia del buen estado de un animal, el comprador podía encontrarse con la sorpresa de que el animal obtenido tenía algún defecto, ante lo cual debía conformarse con el negocio hecho.
En la actualidad la filosofía de la “La Apañada”, ha cambiado enormemente, los ganaderos siguen llevando sus ganados pero no con el fin de tratar con ellos sino como exposición y las mejores cabezas son premiadas, por las instituciones insulares. 
Además de la exposición de ganados, que para algunos esta pasando a segundo plano, se ha convertido en exposición de material agrícola, de artesanía, competiciones como carreras de caballos, además de un gran número de ventorrillos donde se puede degustar el vino y la carne herreñas.
Generalmente las familias tenían su residencia habitual en las zonas altas de la Isla, y durante los meses frios del invierno (enero y febrero), se desplazaban a la zona de El Golfo coincidiendo con las hierbas más tempranas para el ganado, las faenas agrícolas de cava y poda de las viñas y también evitar el frio de las zonas altas.
De esta manera los viejos caminos de herradura de acceso al valle del Golfo, Camino de Jinama, Camino de La Peña, o el de San Salvador o la cumbre, los tres presidios por una imagen en su ermitas, en la zona de acceso, eran auténticas autopistas, donde a todas horas y todos los días del año se encontraban caminantes que bajaban o subían. 
Pero no sólo se realizaba mudadas al Valle de El Golfo sino que también a modo de ejemplo, una parte de los vecinos de Isora se mudaban a la zona de Las Playas donde también disponían de rudimentarias casas o cuevas donde alojarse, asi como también a las costas del indicado pueblo, habitando fundamentalmente cuevas habilitadas para tal fin en la zona en busca de mejor temperatura y nuevas hierbas para sus ganados. 
La mudada significaba el desplazar todos los escasos enseres necesarios para pasar la temporada en el sitio de la mudada, utilizando para ello los burros como animales de carga
La presencia de los animales, antaño servía para establecer negocios entre los ganaderos donde `podían comprar y vender desde un burro o una vaca hasta una oveja o una cabra. En la actualidad la Feria, tiene un carácter más expositivo y son premiados los mejores ejemplares de ganado de cada especie. 
Esta festividad ha pasado por diversos altibajos en cuanto a su celebración, desde el año 1952 en que el Cabildo Insular dispuso la concesión de premios a las mejores reses que participaban en la exposición. Al hablar de la “Feria de San Isidro”, en El Hierro no puede pasar desapercibida una figura que ha brillado con luz propia en cuanto al desarrollo y evolución de esta fiesta, se trata del vecino que fue, del barrio de El Cabo D. Domingo Padrón “Domingo Pio”, que durante décadas fue el alma de esta feria. El Ayuntamiento de Valverde en su recuerdo le dio su nombre el recinto ferial. 
Pero no sólo la Feria de San Isidro en la Villa de Valverde, capital de la Isla, tiene un carácter ganadero, en la actualidad también constituye un día festivo, donde tienen lugar las actuaciones propias del carácter religioso, con misa y procesión del Santo, acompañado de los típicos bailarines herreños, que le dan un colorido a la festividad. Por otro lado en los ventorrillos instalados en el recinto, se puede degustar la carne asada con papas arrugadas, etc. y en el interior de la plaza central, esplendidas actuaciones folclóricas le dan una interesante nota festiva al lugar.