Aeonium holochrysum

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domingo, 25 de septiembre de 2011

Los terremotos del año 1793 en El Hierro (II).

Por Venancio Acosta Padrón

Continuando con la publicación del profesor Behencourt Massieu, referente a terremotos del año 1793 en El Hierro, respecto a las interpretaciones de las dos fuentes que daban noticia los terremotos, el profesor manifiesta:
“El alcalde Rafael Padrón muestra su asombro y pavor y teme lo peor, un volcán de grandes proporciones. Cosme de Buros, gobernador de las armas, se lo tomo con una cierta filosofía optimista y hasta esperanzadora, restando importancia al fenómeno. En lo único que coinciden es en la enorme impresión que experimentaron ante el fervor religioso desencadenado entre el pueblo, aunque con ciertos matices. El alcalde observa esta explosión religiosa como una especie de ensayo general del Juicio final para herreños. A Cosme de Buros le impresiona que sus enemigos personales traten de hacerse perdonar sus ofensas y oposiciones.
Para el gobernador de armas, en su afán de atenuar los efectos, al comentar sobre las casas arruinadas, expresa que la del Escribano Espinosa “aunque la mora, estaba pronosticada su ruina sin este incidente, por ser de mala fabrica; la casa terrera no tenía solidez; y la de Don Pio esta de la Villa son viejas y desunido el mojinete, y perdido el plomo de esta última”. El texto refleja que trata de quitar importancia a los sucesos para no alterar la tranquilidad de su jefe.
Ciento ocho días de sacudidas sísmicas con sólo dos comunicaciones con el exterior en dicho tiempo, era como para terminar con la tranquilidad de los templados herreños. Con ser ello grave, no era lo peor. Lo peor, cuando arreciaban los temblores, consistía en la certeza de que explotara un volcán que forzosamente tendría características catastróficas en función de dos sencillas explicaciones. La escasa superficie de la isla y que sobreviniera precisamente en la comarca más rica de la misma, pues ambas autoridades, y suponemos que la población, estaban de acuerdo en que el punto sería exactamente en el pico de la cumbre situad por encima del pago de Sabinosa.
La razón para el alcalde no se reducía solamente a que en dicho paraje ls sacudidas fueran de mayor intensidad, sino en la existencia en este lugar de un pozo del que brotaba agua tibia y la existencia junto al mismo de una cueva con azufre, materia que en el año anterior encontró un pastor en la cumbre como un almud. El comandante de armas, con una presunción insólita asevera que el punto donde rompería el volcán lo había vaticinado dos años antes; cuando, recién llegado a su destino, visitó el paraje. Las razones para ello son coincidentes para el alcalde: el pozo con agua tibia y sulfurosa y el hecho de hallarse en sus inmediaciones y en línea recta hacia la Dehesa “trocitos de azufre y de flor, prueba de la evaporación detenida de esta especie”. En otras palabras, señala la existencia de una línea de fisura”. …

sábado, 24 de septiembre de 2011

La fiesta de los Reyes de septiembre (II).

Por Venancio Acosta Padrón.


Tal como marca la costumbre, cada día 24 se septiembre tiene lugar en los alejados parajes de la Dehesa comunal, una de las tres festividades que con carácter anual, realizan los herreños en honor a la Virgen de los Reyes. Son muchos los herreños que asiduamente cada año se desplazan al Santuario de la venerada imagen con el fin de participar en los actos que a tal fin se celebran. Son actos de exclusivo carácter religioso, en que además de las misas se realiza una procesión por los lugares que de costumbre ancestral se recorren. Desde la noche anterior comienzan a llegar romeros que tras salir de sus respectivos pueblos y realizar un largo recorrido llegan al Santuario. Asistieron a la celebración numerosos bailarines de varios pueblos de la isla, encabezados por los grupos de El Pinar y Sabinosa.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Los terremotos del año 1793 en El Hierro (I).

Por Venancio Acosta Padrón

Por estas fechas, la Isla de el Hierro, esta registrando una serie de seísmos, hasta el momento de escasa intensidad. Dado que el último volcán que se registro en la Isla data del año 1793, resulta curioso recordar las condiciones de la Isa en aquellos años. Del hecho se ocupo el que fuera cronista oficial de la Isla Dacio Darias y Padrón y asimismo existe un expediente que promovió la Audiencia de Canarias.


Los terremotos sacudieron con cierta violencia la isla entre el día 27 de marzo y el 15 de junio de 1793, la vida en El Hierro como era habitual con cierta monotonía y fue el día 27 de marzo que coincidió con un Miercoles Santo cuando se notaron en la Isla intensos temblores, se registraron con mayor intensidad en la zona de El Golfo, era en aquellos momentos alcalde de la Isla D. Rafael Padrón Espinosa.


La población de la Isla era de alrededor de cuatro mil habitantes, eran muy religiosos y había una sóla parroquia en la capital de la Isla, aunque en los días de precepto habían servicios religiosos en diferentes ermitas distribuidas por toda la Isla. Los herreños exportaban a Tenerife ganado vivo y aguardiente en barcos que realizaban el trayecto algunas pocas veces al año.
Merced a las respectivas cartas enviadas por el Alcalde Rafael Padrón al regente de la Audiencia y las del Gobernador de Armas al Comandante General Antonio Gutiérrez explicaron lo que sucedio en la Isla: ”Al principio la mayor intensidad era denotada en la comarca de El Golfo, siendo muy ligeros en Valverde. Según pasaban los días fueron extendiéndose al conjunto de la Isla, produciéndose lógicamente una creciente alarma y zozobra entre los vecinos, pues hubo días en que se repitieron hasta ocho y diez veces, con mayor o menor intensidad. Alcanzaron gran violencia el 8 de mayo: después de dos o tres seísmos suaves, a las once de la noche se produjo otro, acompañado de ruidos, que asombró por su fuerza y duración, lo que obligó a los herreños a abandonar sus camas y casas y pasar la noche al raso, para sufrir otro de parecida violencia ya de madrugada. El 9 día de la Ascensión, se repitieron cuatro veces y todos esperaban de un momento a otro la erupción de un volcán de grandes proporciones.
En la jornada siguiente amainaron y pareció que se restablecía la calma, pero el terremoto volvió a arreciar la víspera de Corpus, para descender su intensidad hasta el domingo, 9 de junio en que sufrieron una nueva serie en aumento, llegando a su máximo el sábado, día 15, tanto en lo que a violencia se refiere como a duración de los seísmos. El epicentro pareció desplazarse de nuevo al Golfo, donde se produjeron desplomes en grandes proporciones de los riscos de su hermoso anfiteatro. También fueron afectadas algunas viviendas de verano como la del escribano José espinosa, la de don Pio José de Ayala y una casita terrera, asó como los muros de una casa de la capellanía en Valverde. Finalmente, algunos más suaves y distanciados, lo que permitió, pasado el terror, que la vida volviese a la normalidad.”

lunes, 19 de septiembre de 2011

La fiesta de los Reyes de Septiembre.

Por Venancio Acosta Padrón Cada año el día 24 de septiembre, los herreños le dedican una fiesta a la Virgen de los Reyes en su Santuario de la Dehesa comunal. No se conoce a ciencia cierta cual es el origen de esta festividad, a la cual asisten asiduamente numerosos peregrinos desde todos los pueblos de la Isla. Desde finales de la década de los ochenta del pasado siglo, también este festividad es conocida como “fiesta de los faroles”, debido a que por iniciativa de un conocido devoto de la virgen, organizó una peregrinación hasta el Santuario de la Virgen, desde los pueblos de la Isla, la noche anterior, alumbrados con faroles para mitigar la oscuridad por los antiguos caminos que conducen a La Dehesa, de ahí viene este nombre. En la actualidad es la fundación Virgen de los reyes, la encargada de organizar los actos relativos a la fiesta, durante la noche anterior el templo permanece abierto e iran llegando grupos de peregrinos desde los distintos lugares de la Isla, a primera hora de la mañana habrá una misa de peregrinos y a las once, otra celebración religiosa, tras la cual una procesión acompañada de los típicos bailarines herreños, recorrerá el viejo recorrido de costumbre, primero llegara a la Piedra de los Regidores, donde tendrá lugar un pequeño descanso, tras el cual se reanuda el recorrido hasta la cueva del Caracol, donde habrá otra parada, para llegar posteriormente al templo, donde en su entrada se dedicarán a la virgen las loas como es costumbre.