Aeonium holochrysum

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jueves, 7 de julio de 2011

La Isla del árbol del agua o del “Garoé”. (I)

Por Venancio Acosta Padrón

El “Garoé” o “Arbol del Agua” o “Arbol Santo” de los bimbaches o habitantes prehispánicos de El Hierro, se localizaba en un Valle de las estribaciones del Norte de la Isla, un lugar muy húmedo, donde las nubes destilaban el agua que tras acumularse en unos depósitos situados en su base, servía para calmar la sed de los bimbaches y de sus ganados.

Sin duda alguna, la isla de El Hierro ha sido conocida desde la antigüedad por el árbol del agua, denominado “Garoé” o “Arbol Sánto”, ha sido el tema sobre el que más se ha escrito en referencia a la Isla de El Hierro, casi con toda seguridad. El mítico “Garoé”, ha sido objeto de composiciones literarias desde la misma antigüedad clásica hasta nuestros días, de él escribieron Pomponio Mela y Plinio el Viejo.


Pomponio Mela en su, De Chorographia Libris, nos indica lo siguiente: “Hay una isla extraordinaria notable por dos fuentes dotadas de una propiedad singular: las aguas de una fuente dan a los que la beben una risa que acaba con la muerte; y el único remedio para ello es beber el agua de la otra”.


Por su parte Plinio el Viejo, en sus tratados de Geografía, al referirse al árbol de El Hierro, nos explícita lo siguiente: “.. La primera se llama Ombrios donde no hay huella alguna de edificios. Tienen un estanque en las montañas y árboles muy parecidos a la férula, y de ellos se puede obtener agua, amarga de los negros y potable de los blancos”.
Las citas al árbol del agua continuaron, insistentemente cada vez que algún científico, teólogo o investigador se refería a la isla más pequeña de las Canarias, ha sido muchos los autores que han dedicado en sus escritos algún fragmento a la descripción ya sea cierta, novelesca o poética al árbol del agua de la Isla de El Hierro.


A pesar de las muchas descripciones del árbol, nunca hasta la conquista de las islas se hizo mención a los primitivos habitantes de El Hierro o Bimbaches en relación con el árbol. La primera referencia aparece en las crónicas de la conquista, concretamente en el denominado “Manuscrito Matritense”, en la cual se habla de Guan, como la palabra utilizada por los Ysleños, para designar a un árbol, y queda descrito en los siguientes términos: “todas las mañanas y las tardes se asienta una nube blanca y destila agua por las ojas abaxo, de la qual beben los vezinos de toda la Ysla y sus ganados”.

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