Aeonium holochrysum

Aeonium holochrysum

martes, 29 de noviembre de 2011

Marcelino Padrón Rodríguez, un grande de la lucha canaria en El Hierro.

Por Venancio Acosta Padrón
Que sirvan estas líneas como homenaje a la memoria de D. Marcelino Padrón Rodríguez, un referente para el conocimiento de la lucha canaria en El Hierro.
D. Marcelino Padrón Rodríguez, nació el día 16 de junio, del lejano año 1927, en el pueblo de Isora, donde residió prácticamente toda su vida, excepto los últimos años en que, tras jubilarse, traslado su residencia al pueblo costero de Timijiraque.
Durante sus años de juventud destacó como excelente luchador, pudiendo considerarse uno de los grandes de la lucha canaria en la isla de El Hierro, en la década de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, siempre defendiendo los colores de su Isora natal.
Con el paso de los años y una vez finalizada su etapa de bregador, desempeño una importante faceta como entrenador de lucha canaria. A modo de ejemplo, fue el primer entrenador de uno de los más grandes luchadores que ha habido en Canarias, Juan Barbuzano, cuando las tardes eran aprovechadas por todos los jóvenes del pueblo para ponerse la ropa de brega.
En el libro biográfico del propio Juan Barbuzano (Juanito), como cariñosamente se le conocía en su pueblo natal, en Isora, al referirse a su entrenador, Marcelino Padrón; señalaba:
“A los quince años, además de participar en los conjuntos juveniles, luchaba en el Ferinto, un equipo de categoría absoluta, entrenado por Marcelino Padrón. Fue precisamente Marcelino quién entrenó, aconsejo y convirtió al joven Barbuzano en un magnifico estilista. Aprendió con él las cuatro o cinco luchas mas esenciales: la pardelera, el cango, el garabato y las contras, sobre todo las contras.”
El maestro, luchador, periodista y directivo de la lucha y D. Francisco Acosta Quintero “D. Pancho”, al referirse a la insigne figura de Marcelino Padrón, en un artículo periodístico, se expreso en los siguientes términos.
“Pero de hombres de hacen los luchadores. Surgió, como por encanto, en Isora un artista de la lucha. Este muchacho, de unos sesenta kilogramos de peso, era Marcelino. Era algo así como un Camurria, un Angelito, un artífice que, sin embargo, no osamos elevar a tales alturas. Marcelino fue el luchador que honró a Isora, y el que la sigue honrando todavía por haber sido el maestro de Juan Barbuzano. Lucho mucho y enseño a muchos. Hay que reconocérselo y agradecérselo.”
Pero, Marcelino continuó sus importantes enseñanzas en el campo de la Lucha Canaria, y así fue el entrenador de aquel potente equipo “El Ferinto”, formado por jóvenes de la comarca de Azofa, de los pueblos de San Andrés e Isora, que cuando finalizaba la década de los cincuenta y la de los sesenta, mostraba su buen luchar por todos los terreros de la Isla, bajo la batuta y la Presidencia de D. Francisco Acosta quintero, “D Pancho”.
Finalmente, cuando se acercaba el final del siglo pasado y la cantera de la lucha canaria en El Hierro, estaba muy mermada, de nuevo Marcelino se puso la ropa de brega para, formando parte de la escuela de lucha canaria del Cabildo Insular, entrenar a diversos grupos de niños que tuvieron la oportunidad de aprender de nuestro deporte autóctono, con este gran maestro.
Aparte del gran luchador que fue Marcelino Padrón, también tuvo tiempo para participar en otros aspectos de la vida herreña, así en el año 1979, formó parte de aquel grupo de jóvenes que con motivo de las primeras elecciones democráticas locales, formaron la Agrupación Herreña Independiente, participando en la candidatura que dicha organización política presentó al Cabildo Insular en 1979, a pesar de que fue el partido más votado y por tanto, ostento la presidencia del Cabildo, D. Marcelino Padrón no salió elegido consejero.
Años más tarde, en la legislatura que transcurrió desde el año 1987 al año 1991, de nuevo D. Marcelino Padrón, formaría parte de la candidatura de la Agrupación Herreña Independiente, en aquella ocasión si resulto elegido como consejero, y se sentó en los bancos del Cabildo Insular durante toda la legislatura.
Fue D. Marcelino Padrón un hombre fiel a sus principios y sus ideas, y siempre estuvo dispuesto para participar alla donde era requerida su presencia, hasta que su salud se lo permitió.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Algunos aspectos de la Geología de El Hierro.

Por Venancio Acosta Padrón
Presencia de materiales freatomagmáticos.
Aparecen en las series basálticas inferiores de ls Isla y han sido puestos al descubierto por la erosión marina. Se localizan en la Hoya del Verodal, y se conocen como “Tosca amarilla”. Estas formaciones tienen este color amarillo característico, igual sucede con la que existe en la Caldereta en la Isla de La Palma.
Gran parte de sus cenizas están “palagotinizadas”, debido a la mezcla que se produjo durante la erupción con el agua del mar. Hoy el acantilado donde aparecen los materiales freatomagmáticos, esta separado del mar debido a la inundación de la franja costera por nuevos materiales emitidos en erupciones posteriores.
El cráter de este volcán, es de gran diámetro y ha sido reconocido con bastante precisión ya que en lo que fue el centro del cráter, se abrió un pozo de 50 metros de profundidad, que alcanzó el nivel del mar. La chimenea esta ocupada por rocas masivas de basalto olivínico. A partir del fondo se abrió una galería de 1050 metros hacia el este. En la galería se fueron perforando materiales freatomagmáticos inferiores apoyados en la ladera del naciente de este volcán enterrado. Este volcán tiene un diámetro de unos 1400 metros y entre sus materiales aparecen incluidos como “bombas”, cantos rodados, muy elaborados y pulidos de playa, todos de basalto. También aparecen algunas fallas y sobre todo, anomalías térmicas, alcanzando los 30 ºC.

Lavas cordadas. Pahoe-hoe.
Entre las emisiones consideradas como recientes, se encuentran lavas que localmente se le denominan “El Lajial” o “Lajial Liso”, que son fundamentalmente lavas cordadas o Pahoe-hoe, que presentan variadísimas esculturas, canalillos, túmulos de presión, con aspecto realmente notable.
Gran parte de la prolongación al Sur de la Isla, hacia La Restinga, ha sido invadida por este tipo de lavas. Su origen esta en una doble alineación de volcanes sobre dos fisuras paralelas, con algunos conos bien desarrolladosde lapilli y algunas “artesas” de emisión traquítica, situadas hacia los 400 metros de altura. Tambien hay coladas de lava en bloques tipo “aa”, que no llaman la atención, ya que constituyen los “malpaíses” que abundan en el Archipiélago o “matorrales”, en El Hierro.
Las lavas cordadas deben en parte su extraordinaria fluidez al contenido en gases que en el periodo de enfriamiento se traducen en pequeñas burbujas. Por centímetro cúbico, llegan a tener entre 450 y 1350. Su fluidez dio origen a un tubo volcánico con galerías laberínticas “La Cueva de Don Justo”, con “estafilitos” en algunas de sus galerías, que se elevan desde el piso como delgadas varillas cilíndricas hasta 70 cm de altura. La entrada de esta cueva esta al Sur de la Montaña de Iramas o de Prim.
Parte del Lajial Liso, cerca de La Restinga, esta cubierto por una delgada capa de lapilli (jable), proyectado desde La Hoya de Marta, situada al final del Llano de Iramas y junto al borde del acantilado de Icota. Otras lavas cordadas se encuentran en El Julan, en Los Letreros, así como en la Punta de Orchilla donde se emplaza el Faro.  

BIBLIOGRAFÍA: Asociación Canaria para la enseñanza de las ciencias. Litología de la Isla de El Hierro. Telesforo Bravo. 1990.

martes, 1 de noviembre de 2011

Sendero Arenas Blancas a El Verodal.

Por Venancio Acosta Padrón
 Se trata de un sendero restaurado hace unos meses por el Cabildo Insular y que partiendo de la Playa de Arenas Blancas, transcurre a través de un campo de lavas, prácticamente sin ser alteradas desde que el volcán expulsó el magma y se transformo en un una serie de espectaculares formas.

El Sendero se inicia en la playa de Arenas Blancas, la cual recibe su nombre debido a que esta formada por diminutos restos de conchas marinas que el mar ha ido depositando en la zona a través de los siglos, trascurre por el borde del acantilado a una media de 20 metros sobre el nivel del mar y serpenteando los numerosos salientes que se dibujan en la zona.
El sendero adecuado ha sido a lo largo de mucho tiempo cruzado por numerosos pescadores que se desplazaban hasta la zona de El Verodal con el fin de practicar la pesca, pero que en los últimos tiempos su trazado se iba perdiendo debido a diversos factores.

Cuando se realiza el paseo se pueden ver las espectaculares formas que la naturaleza ha dejado en los acantilados marinos próximos, desde grandes puentes que la naturaleza formó al enfriarse la lava en contacto con el agua, hasta numerosas cuevas marinas donde retumban las olas en el ir y venir e incluso numerosos y espectaculares hervideros que se observan en los momentos en que la mar esta muy embravecida.

Se trata de un lugar, en la costa norte del extremo mas occidental de la Isla, donde se puede hacer un paseo muy agradable, aunque no es aconsejable ni oportuno abandonarlo con el fin de acercarse al acantilado, debido a la peligrosidad del mar en la zona.